miércoles, 29 de enero de 2014

Tácticas policiales: Diez puntos para la reflexión


El Síndrome de Súperman.
   Un término que se acuño allá por el año 1997 al realizarse el Seminario de Supervivencia Policial en la ciudad de Cincinnati, Estado de Ohio en los Estados Unidos. Desde entonces estos diez consejos han dado la vuelta al mundo entero.
   En realidad son consejos tan obvios que parecen simplemente innecesarios para cualquier policía que está realizando su labor en la calle. Sin embargo, muchos de ellos reflejan de una manera realista los descuidos que a diario cometen los policías profesionales al realizar su tarea.
   El Sargento Michael Campbell del SWAT de la Policía de Meza en Arizona decía: Ninguna prueba, ni la detención de un sospechoso vale más que la vida de un policía…”
   Estos diez alertan a los policías sobre las desventajas tácticas que sufren a diario al descuidar aspectos básicos de su entrenamiento en la confianza de pensar que todo ha venido desarrollándose de manera tranquila, y en realidad ¿Porqué tiene que cambiar?.
   Es significativa la cantidad de policías que sufren lesiones o episodios dramáticos como consecuencia de descuidos que pueden parecer insignificantes al momento de intervenir.
   Detenciones, traslados de detenidos, cacheos, registros domiciliarios, identificación de sospechosos; todas éstas son tareas que a diario realizan los policías y muchas veces lo cotidiano de ellas hace que no tomen conciencia de que, a veces, el peligro está al acecho…
  1. El síndrome de Superman. Nadie duda que somos policías capaces, pero ante cualquier situación en donde el tiempo lo permita, ESPEREMOS apoyo. Hay pocas ocasiones en las que deberíamos intentar llevar a cabo una intervención solos y sin ayuda.
  2. No descansar suficiente. Para hacer nuestro trabajo debemos estar alertas. Estar adormilados no sólo es ir en contra del buen hacer, sino que nos deja a merced de cualquiera que quiera sorprendernos y facilita que cometamos errores.
  3. La actitud. Si no nos concentramos en nuestro trabajo mientras estamos de patrulla o nos llevamos los problemas de casa o nos distraemos con el celular o en charlas extendidas con nuestro compañero, sin prestar atención al entorno, empezaremos a cometer errores y esto puede costarnos caro.
  4. Tomar una mala posición. Nunca permitamos a nadie con quien vayamos a intervenir o a quien estemos a punto de dar el alto se sitúe en mejor posición que la nuestra o la de nuestro vehículo. Nada es rutina.
  5. Signos de peligro. Como policías, llegaremos a tener un “olfato policial” para darnos cuenta de determinados “signos de peligro”: movimientos, ocupantes de un coche sospechoso, abultamientos en la ropa, etc., que deberían alertarnos para poner cuidado en cada paso y aproximarnos con precaución. Fijémonos en qué va mal o no está en su sitio.
  6. No fijarse en las manos del sospechoso. ¿Está él o ella sosteniendo o escondiendo un arma?; ¿Está preparándose para golpearnos?; ¿De donde nos va a venir una amenaza directa y mortal si no es de las manos?
  7. Relajarse demasiado pronto. Las constantes falsas alarmas hacen que bajemos la guardia. No debemos tomar ninguna llamada como otra falsa alarma. Puede estar nuestra vida en juego. Igualmente no debemos relajarnos en intervenciones en las que estemos hablando normalmente con las personas a las que hemos parado, estamos identificando, etc. La intervención se acaba sólo cuando cada uno sigue por su camino o cuando estas personas están en el calabozo, previo esposarlas y palparlas de armas.
  8. No esposar correctamente o no esposar. Una vez que hayamos aprehendido o detenido a alguien debemos esposarlo adecuadamente (y por detrás.)  Asegurémonos de que las manos que pueden herirnos están bien inmovilizadas.
  9. Cachear superficialmente o no cachear. Hay muchos lugares en los que pueden ocultarse armas, y que si no se descubre pueden suponer más tarde un peligro para nosotros o para cualquier otro compañero.
  10. Armas sucias o inoperantes. ¿Está nuestra arma limpia?; ¿Funcionaría si la necesitáramos?; ¿Y que tal la munición?; ¿Podríamos ahora mismo defendernos con ellas de un ataque contra nuestras vidas o las de otros?

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