A primeros
de año, me llamó la atención un comentario en un post de mi compañero Esteban
sobre la disminución de la siniestralidad del 2011. Pues bien, como de costumbre,
si veo que puedo dar mi opinión al respecto, extenderme sobre algo que, desde
mi punto de vista, merece la pena comentar aportando algo nuevo, si cabe, sobre
la educación y seguridad vial, me guardo el apunte en mi escritorio para que no
se me olvide y cuando puedo lo saco a la luz para escribir sobre el asunto.
Es imposible
llevar los comentarios al día por falta de tiempo, salvo aquellas discusiones
que te hacen reflexionar, y que merece la pena dar una opinión al respecto, por
tratarse de un tema que hablamos con frecuencia: Los siniestros de tráfico. Por
eso, hoy he tomado la iniciativa y me lanzo al ruedo para contestar a Antonio
Serrano, sobre un comentario que cito textualmente:
“…Esteban, no quiero desanimarte, pero ni tú conoces
las causas detalladas de los accidentes ni yo tampoco. Mal asunto combatir un
problema sin conocer con exactitud sus causas, especialmente cuando pueden ser
tan diversas. Se habla de “factores concurrentes”, como la velocidad y las
distracciones, pero en España se ignoran las causas reales de los accidentes, y
éste sería el primer paso para poder dedicar más esfuerzo a lo más importante…”
¿Accidente,
incidente o siniestro de tráfico?
Precisamente
ayer estuve mirando el concepto de accidente. Os explico, desde hace tiempo
empleo la palabra ‘siniestro’ para referirme a las consecuencias negativas del
fenómeno vial. Es decir, al incidente que con ocasión del tráfico, ya sea por
ciudad o carretera, provoca lesiones en las personas y daños materiales en las
cosas. Además, la palabra siniestro la considero más acorde a las
circunstancias si detrás le añadimos la palabra vial o de tráfico. En principio
por reflejar algo trágico que aún no sabemos cómo ha podido suceder y también
por alejarse del mito azaroso o casual más ligado al concepto genérico de
accidente.
Pienso que
algunos de los siniestros viales que ocurren con ocasión del tráfico puedan ser
imprevisibles pero no por ello inevitables. Por otro lado, dependerá de la
intencionalidad o no, como premisa a la negligencia o imprudencia, ante el
riesgo quizás no conocido pero sí asumido por alguno de los implicados. Por tal
motivo, puede que sea un error de concepto la definición de accidente de
tráfico asociada a la idea que tenemos todos tras escuchar las noticias de un
lunes cualquiera sobre el número de personas fallecidas durante el fin de
semana. Si hablamos del número de accidentes ocurridos el fin de semana en las
carreteras y no exponemos sus causas estamos metiendo en el mismo saco los
incidentes producidos de manera involuntaria o no deseada y los que se producen
directamente por alguna imprudencia de uno de los implicados.
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Cómo citar este artículo (Normas APA):
FLORES CORSO, V. (2013). “Conductor y Ocupantes:
¿Cómo se clasifican los accidentes de tráfico?”. Revista Digital de
Criminología y Seguridad TEMA’S. Año II,
Número 9. (p. 6-19).