Acerca de
la legalización de la marihuana en Uruguay, y las distintas opiniones que ello
ha generado en todo el mundo, entrevistamos a un especialista en Técnicas de
Investigación e Inteligencia contra el Narcotráfico, Crimen Organizado y
Delincuencia Internacional.
Hablamos de
Jesús Palacios Aparicio, profesor de la Universidad del Chaco, de quien hemos
tenido el placer de publicar algunos artículos vinculados al tema y nos
mantiene actualizados con sus informes y análisis sobre el crimen vinculado
narcotráfico.
- TEMA’S: Por
16 votos a favor y 13 en contra, el Senado de Uruguay aprobó finalmente la
controvertida “Ley sobre Control y Regulación de la Marihuana”, con lo que se
convirtió en el primer país en regularizar la producción y distribución de la
misma. Una noticia que ha generado desde distintos ámbitos diversas opiniones
tanto a favor como en contra. ¿Qué nos
puede decir sobre el particular?
- La Cámara de Senadores de Uruguay aprobó
recientemente la ley que regula la producción, venta y consumo de marihuana. No
ha dejado indiferente a nadie y las opiniones al respecto han sido numerosas.
Es un buen momento para abordar los pro y los contra de este asunto.
- TEMA’S: ¿Qué
consideraciones podemos encontrar a favor de las medidas adoptadas por Uruguay?
- A favor de la legalización de las drogas existen
numerosos argumentos, que brevemente se exponen en:
- Es un problema social y de salud publica, todo prohibicionismo lo que hace es aumentar el consumo y dar una entrada al crimen organizado, como ocurrió en los años 20 con el alcohol en USA. Mejor es que el Estado controle el cultivo, producción y venta de estas sustancias.
- El crimen organizado no quiere perder los billones de dólares que genera el negocio de la droga y hará lo que sea para mantenerlo; hoy asistimos a un espectacular crecimiento de la violencia y a un nivel de especialización criminal muy difícil de combatir; un ejemplo son la contratación por parte de los capos de la droga de las maras y pandillas juveniles para proteger transportes y envíos, caracterizadas por su gran nivel de violencia, su hermetismo interno al estilo de la Omertá o ley del silencio y su difícil infiltración. No existe hoy preparación ni capacitación para combatir este fenómeno. Para que pierda este poder hay que competir con el crimen organizado en su producto de origen, en las plantaciones, que se reconvertirían y controlarían estatalmente.
- Como estamos viendo en México desde el año 2006, alentado y apoyado por EEUU, la guerra contra los cárteles de las drogas no solo ha producido una alarmante subida de la violencia, homicidios, extorsiones y secuestros, sino que está produciendo unos daños colaterales enormes a nivel social, donde por ambos bandos ( Fuerzas del Estado y Cárteles) se hostiga a la población local y a los emigrantes, y se comenten demasiados abusos y atropellos de ciudadanos inocentes que se ven inmersos en violencia urbana, registros, controles, etc. Todo eso desaparecería con la legalización.
- Con la excusa de la guerra a las drogas se criminaliza más a los emigrantes y se militarizan excesivamente las aduanas y las fronteras. De hecho EEUU aumenta con esa excusa su presencia militar y controla de hecho la población de muchos países. La legalización anularía también la injerencia de otros países.
- La guerra contra las drogas tiene doble cara en su mayor defensor que es Estados Unidos, porque cuando le interesa por razones de Estado, permiten el comercio de drogas y lo amparan, como ocurrió en Vietnam, en Afganistán en su lucha contra Rusia, Nicaragua y la Contra, con Colombia y ahora con México, como está cuidadosamente documentado. las razones de estado se rigen por el principio: "El fin justifica los medios" y eso es un desatino brutal a mi modo de entender. Por ejemplo, negociar con un cártel y sus jefes para llegar a desarticular a sus rivales, no es de recibo. Y es que en toda guerra se producen abusos, engaños y miserias humanas. Eso es la esencia de la guerra, destrucción, muerte y dolor. la legalización terminaría con este tipo de manipulaciones ocultas.
- Se gastan demasiados billones en esta guerra, cuando ese dinero podría ser destinado a políticas de salud, a medidas sociales y a la rehabilitación de adictos, que dejarían de ser criminales y pasarían a ser enfermos.
- La legalización reduciría los ingresos del crimen organizado, reduciría también el precio de la droga, el Estado podría controlar y garantizar la calidad del producto y acabaría con gran parte de la corrupción que conlleva esta guerra.
- La legalización enseñaría a la sociedad a comportarse ante estas sustancias, como lo hace con el alcohol y el tabaco, y las campañas de prevención serían más eficientes.
- TEMA’S: ¿Y
qué argumentos existen en contra de la legalización?
- El crimen organizado se caracteriza por su mimetismo
y capacidad asombrosa de adaptación y de cambio de estructuras, por lo cual
nadie duda que se convertirían en la mayor competencia del Estado legalizador,
incluso vendería sus productos a más bajos precios que el Estado, compensando
el bajo precio con más producción legal.
No es lo mismo legalizar la marihuana que la cocaína.
El cultivo de la marihuana apenas requiere sino una semilla y unos pocos
cuidados. Sin embargo, el cultivo y elaboración de la cocaína o la heroína o de
las anfetaminas requiere el manejo de sustancias químicas peligrosas y nada
saludables, y cierta especialización de laboratorio, por lo que el estado
deberá gastarse mucho dinero en controlar esas sustancias, algunas muy caras
como el ácido sulfúrico, el éter o el keroseno.
La legalización bajaría los precios de la droga, por
tanto aumentaría el consumo y la adicción, por consiguiente, aumentarían los
problemas de salud y de atención a los adictos.
La esencia del crimen organizado es el
prohibicionismo, así que posiblemente el crimen organizado buscaría otro tipo
de consumidores que no puedan hacerlo legalmente, o sea, los menores de edad;
la legalización pondría en peligro a la infancia y la adolescencia.
La legalización debería producirse a nivel mundial,
en un esfuerzo coordinado de todos los países. Sinceramente creo personalmente
que lo ocurrido en Uruguay es como un plan piloto, un proyecto experimental
donde muchos Estados, particulares y gente relacionada vamos a poner los ojos,
a la espera de resultados y al estudio de las estadísticas que se vayan
generando.
Aunque disminuyan los precios de las drogas, éstas
seguirán teniendo un coste, y muchos seguirán delinquiendo para conseguir el
dinero que no tienen para consumirla, es muy probable que aumente la
delincuencia porque el fácil acceso a la droga va a enviciar aún más al adicto
y va a necesitar cada vez más droga para mantener su nivel de tolerancia.
Sería un gravísimo error que un Estado permitiera la
degradación de la salud de sus ciudadanos o que se avalara en cierto modo el
fracaso escolar, el fracaso familiar y otras consecuencias sociales terribles
para cualquier nación por causa de un consumo libre de sustancias que afectan
ineludible y drásticamente al sistema nervioso central y por tanto a la salud y
a la conducta social de los consumidores.
- TEMA’S: ¿Será
que el Estado legalizador de las drogas acabará con el crimen organizado y todo
el enorme problema social que genera…?
-Voy a contestar con otras preguntas: ¿Creen que el
crimen organizado va a olvidarse de sus ganancias millonarias?... ¿De veras
creen que los capos, sicarios y asesinos del crimen organizado van a cambiar
sus armas por herramientas de cultivo o instrumentos de laboratorio y hacerse
honrados comerciantes legales?...
Yo no lo creo, al contrario, sé que el crimen
organizado combatirá al Estado y a sus empleados, a su policía, a su ejército y
a cualquier estructura que se interponga en su camino; además no es solo la
droga, es que su clandestinidad y fuerza les hace tener otros negocios si cabe
más lucrativos como la trata de personas, el secuestro con rescate y la
extorsión, entre muchos otros...
- TEMA’S: ¿Esto
quiere decir que el crimen organizado no va a parar hasta que sea derrotado,
desarticulado y desmantelado?
La lucha contra el crimen organizado no se va a ganar
legalizando las drogas solamente; esta lucha es complicada y larga e implica a
toda la sociedad. Claro que convienen políticas de salud y de igualdad social;
por supuesto que conviene capacitar al ejército y la policía en la lucha
inteligente contra el crimen organizado; es inapelable que la educación desde
la más temprana edad haga hincapié en la prevención y en las consecuencias del
consumo de estas sustancias estupefacientes;
y finalmente, es imprescindible que exista una cooperación internacional
seria y responsable, comprometida y cumplidora de lo acordado... yo diría que
es la clave de la victoria y el principio del fin del crimen organizado.