Habitualmente y de una manera inadvertida, en algún momento del día,
todos recurrimos a la negociación. Cuando regateamos el precio de algo que
deseamos adquirir, cuando pactamos un acuerdo laboral, o simplemente cuando
polemizamos que haremos en éstas vacaciones con nuestra familia.
Todos conocemos desde esta perspectiva el “arte de la negociación” de
una manera muy peculiar. Pero en lo cotidiano, por lo general actuamos de
manera intuitiva; algunos lo hacen de una manera natural y obtienen muy buenos
resultados, otros deben realizar un gran esfuerzo para alcanzar lo que se
proponen. Algunos son más espontáneos que otros, pero considerando el mundo
actual todos llevamos instintivamente un negociador dentro; es más es un
ejercicio que aprendemos desde pequeños.
“Trato hecho”: Son las palabras mágicas que cierran cualquier pacto
cuando estamos de acuerdo. Pero negociar en ésta condiciones, de una manera
tradicional aún para aquellos que hacen de esto su tarea cotidiana, como
políticos, abogados, comerciantes, etc., y aun para aquellos que ejercen la
mediación como método alternativo de resolución de conflictos, es una faena que
no tiene parangones con la actividad del Negociador de Rehenes. A nadie le
resulta agradable negociar en condiciones apremiantes, problemáticas o
complejas; las cosas se ponen difíciles cuando negociamos al borde de la
disputa, y ni hablar si el conflicto ya está en curso.
Es verdad, nadie disfruta de las discusiones cuando se tornan agresivas
y hostiles. El negociador de rehenes, debe lidiar en éste campo: …Allí, donde
nadie quiere batallar.
El perfil del negociador, es
una cuestión delicada cuando debemos seleccionar personas que tendrán a su
cargo la responsabilidad de salvar vidas a través de su intervención y sus
habilidades de comunicación, o contribuir con su opinión en gran medida al
decidir sobre las acciones a seguir cuando se resuelve utilizar la fuerza
letal.
En nuestra opinión, la
selección de futuros negociadores debe ser una tarea tan escrupulosa como sea
posible y antes de habilitarlo es necesario analizar y entender que negociar en
este campo es un compromiso íntegro de principios, no solo estratégicos y
tácticos, sino también humanos, morales y éticos. No será su oficio el negociar
objetos, su labor es la de negociar vidas. En este campo tiene tanta
responsabilidad quien desarrolla esta especialidad como quien tiene a su cargo
la selección de los futuros negociadores.
El equipo negociador deberá conocer, a través de las prácticas y la
experiencia, cuáles son las capacidades de cada uno de sus miembros para cada
tipo de crisis, conocer cuáles son sus debilidades y fortalezas, con el fin de
poder apoyar o ser apoyado por un equipo de trabajo bajo condiciones de gran
presión. De nuevo debemos recurrir a la sabiduría del gran estratega chino Sun
Tzu, cuando sentencia “...Por tanto os
digo: Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca
saldrás derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo pero te conoces a ti mismo,
tus oportunidades de ganar o perder son las mismas. Si eres ignorante de tu
enemigo y de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en cada batalla.”
En alguna medida un negociador de rehenes deberá poseer éstas
habilidades:
ü
Fuidez verbal.
ü
La aptitud de
escuchar diligentemente.
ü
Inteligente.
ü
Tolerante.
ü
Emocionalmente
estable.
ü
Maduro.
ü
Orientado en sus
objetivos.
ü
Espíritu de
equipo.
ü
Capaz de
trabajar bajo situaciones de tensión.
Veamos entonces cuáles son las características de esas cualidades del
hombre que tiene a su cargo una de las labores que está entre las más
estresantes según la doctrina policial…
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Cómo citar este artículo (Normas APA):
CUELLO
VIDELA, Osvaldo A. (2012) “Negociación para la Liberación de Rehenes. El Perfil del Negociador” Revista Digital de Criminología
y Seguridad. TEMA’S. Año II, Número 04. (p. 27-35).