No es
preciso insistir mucho más en esto: La falta de inteligencia en el combate y
persecución del crimen organizado, ha traído graves consecuencias para las
sociedades que sufren esta lacra.
La primera
es que ha surgido una delincuencia más compleja, multiplicada en células, mejor
organizada y más difícil de combatir. La fuerza bruta ha dividido los carteles
en numerosos grupos, muchos de ellos independientes e incontrolados. Estas
células delictivas han desarrollado sus propias estructuras y servicios de
inteligencia y contrainteligencia (es decir, funcionarios de justicia, policías
y militares sobornados, junto con los llamados “halcones” o vigilantes y los “sicarios”
como elementos operativos) con el fin de burlar a los sistemas de seguridad
pública y mantenerse impunes, fuera del alcance de la Justicia.
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Cómo citar este artículo:
PALACIOS APARICIO, Jesús. (2013). “Inteligencia contra el
crimen organizado. Primera y Segunda parte” Revista Digital de Criminología y Seguridad. TEMA’S. Año II, Número 15.
(p. 30-38).