¿Qué sucedería si una de las
razones por la que se genera la agresividad, entre muchos otros síntomas, fuera
una razón completamente externa y ajena a nuestro control? ¿Qué sucedería si
quedara demostrado que, en efecto, la naturaleza infiere en nuestro cuerpo de
una manera inimaginable e inofensiva, a través del viento? Es sabido desde hace
miles de años que el tiempo es capaz de influir en nuestro estado anímico así
como en nuestro comportamiento, pero es que, además, actualmente se estima que
gran parte de la población es vulnerable a los cambios bruscos de presión
atmosférica, a los cambios de temperatura y hasta a los cambios de humedad.
Estas personas son conocidas como meteorosensibles.
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